Cuando en casa tenemos un mesón de cuarzo blanco, buscamos mantenerlo impecable. Limpiar con agua y jabón es una opción acertada. Suelo hacerlo de manera regular, cada dos o tres días, especialmente después de cocinar, porque el mesón suele acumular manchas de alimentos y grasa. La calidad del cuarzo, con su resistencia inherente, permite una limpieza sencilla sin riesgo de dañarlo.
Me sorprendió saber que, a diferencia del mármol o del granito, el cuarzo no es poroso. Esto significa que tiene aproximadamente un 93% de resistencia a las manchas, ya que no absorbe líquidos con facilidad. Este material tiene una alta tolerancia a los productos de limpieza doméstica, aunque siempre es mejor usar opciones suaves como el jabón neutro.
En el mercado, los mesones de cuarzo, especialmente los que son de color blanco, son muy populares. Empresas como Silestone y Compac han creado superficies que no solo son duraderas, con una vida útil de hasta 25 años, sino también altamente estéticas. Cada vez que utilizo agua con jabón, noto que la superficie queda impecable sin residuos, algo que solía preocuparme.
Leí un artículo donde se menciona que el cuarzo puede soportar hasta 150°C sin sufrir daños, pero eso no significa que usar el calor sea necesario para limpiarlo. Sigo el consejo de evitar esponjas abrasivas, ya que estas pueden reducir el brillo del mesón con el tiempo. En cambio, utilizo un paño suave de microfibra para secar después de la limpieza.
Resumiendo, con las precauciones adecuadas, limpiar regularmente con agua y jabón es una forma eficaz de mantener el cuarzo blanco en excelente estado, garantizando que dure muchos años y siga siendo el punto focal deslumbrante de mi cocina.